Los mandalas son para mi como una invitación a una danza cósmica, que nos aporta serenidad…Al pintarlos disfruto de mi propio ritmo y del cambio de rápido a lento, dentro y fuera, llegar y marchar.
Pepi
Ama y deja ser amado como aquellos que, buscando, se buscan a ellos mismos en cada ángulo del camino, en cada paso, y a cada instante elevan la mirada para sentir el calor del techo de estrellas que llevan sobre su cabeza.
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